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Rosa y Aina

   Cómo explicar mi experiencia en el parto de Aina contigo... Lo primero que me viene al pensar en ti es en ¡fuerza! ¡Eres pura fuerza, bonita! Tuvimos poco trato porque no sabíamos de la existencia del parto en casa hasta muy avanzado el embarazo. El parto fue muy rápido, pero ¡inspiras tanto! Lo primero que sentí la primera vez que te vi fue confianza. No te había visto nunca pero desde el primer momento fue como si te conociera de toda la vida. Eres luz, fuerza, ¡pura energía! Al estar tan lejos hablamos por videollamada (jejeje qué difícil es hacer video llamadas, pero qué risas nos echamos jajaja) ¡Eres tan linda! En persona aún eres mejor. Me encantó que confiaras en mis instintos y que creyeras en mí y en mi fuerza interior. Cuando viniste a ver la casa y estuvimos hablando aún me diste más confianza en mí, recuerdo tus palabras al explicar que con el embarazo del mayor todos los médicos me dijeron que tenía que ser cesárea y bueno, de loca por querer un parto natural, y tú me dijiste tocándote el corazón que era real lo que sentía, que eso se sabe, se siente ahí dentro, sabes que va a ir todo bien, no se puede explicar pero se sabe (y el parto de Pol contra pronóstico médico y a pesar del trato pésimo, fue perfecto) y el de Aina también sabía que todo iba a ir bien, y así fue. Cuando llegaste no me acuerdo, ¡fue tan rápido! Y de Jaca a Teruel hay un trecho... Llegaste para ver a Aina nacer, toda empoderada en puños en alza, como una campeona que es. Una vez nació Aina ya pude verte (una vez dejé de admirar a mi pequeña jeje). Estabas sonriente, como siempre, cariñosa, dulce y empática. Me mimaste, apoyaste y ayudaste en todo lo que necesité. Qué puedo decir, ¡si me trataste como una reina! Que sepas que la foto que nos hicimos cuando nació Aina (en la  que salimos las tres) la guardo con gran cariño. A los días viniste a casa con tu sobrino y qué decir... Me preguntaste en qué podías mejorar o cosas que cambiar... Nada, como te dije aquel día. Nada: eres increíble. Para mi, le disteis a Aina el nacimiento que ella se merecía y yo me sentí segura, comprendida, apoyada y muy, muy cuidada. Lo único que puedo decirte es que sigas como eres y sigas trabajando tan bien como lo haces.

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